viernes, 23 de septiembre de 2016

PECADOS (Y VIRTUDES) CAPITALES DEL TRIATLETA.

El triatlón debe estar a nuestro servicio. Nunca puede ser él quien dirija nuestra vida. Para evitar esa perdida de control y de libertad (hasta económica) podemos utilizar la teoría de pecados y virtudes capitales.
El primero en esta lista es la lujuria, el exceso o demasía en el entrenamiento, en las competiciones, en los retos. Desmedido y ciego el lujurioso triatleta ha olvidado todo lo que hay en la vida y solo hay triatlón. Todo parece poco, siempre más y más. Ocupa su tiempo en entrenar demasiado, buscar en Internet todo lo relacionado con el triatlón, en escribir demasiado en el wasap sobre triatlón y sobre todo dedicar demasiado tiempo a pensar en triatlón. En realidad todas las lujurias intentan llegar a llenarlo todo. Frente a ella la castidad triatlética es la exquisita corrección al elegir un plan de entrenamiento y unas competiciones que te satisfagan y te dejen a la vez deseo de seguir haciendo triatlón y que te permitan vivir tu vida.
La gula es el exceso en la compra de material y la búsqueda constante de lo que podemos llamar “lo mejor de lo mejor he de tenerlo yo”. En realidad “solo” necesitamos unas gafas, un gorro, un bañador, un mono , una bici, botas y casco, unas zapatillas y un pantalón de correr con una camiseta. Es el deporte de los trastos. Pero empezamos a acumular material ; dos o tres bicis, seis pares de zapatillas de correr y tres de montar en bici...trastos y trastos y lo peor de todo una sensación de que nos falta siempre algo. Siempre podemos comprarnos otro mono, otros bañador, otro, otro, otro... El problema empieza cuando piensas que cada una esa de esas cosas te va a hacer mejor triatleta. Es una especie de simonía y por ello de avaricia. Una bici mejor serian 65” menos en una sprint y un casco de pico me adelantaría 2 puestos en un medio Ironman. Creemos comprar al cronometro con dinero y nunca tenemos bastante. Son autoengaños para sostener la avaricia. Frente a ellas, la templanza (Moderación en la compra y uso de materiales. Una bici que tiene 600g menos de peso la podías obtener con la que tenias antes y perdiendo tu los 600g) y la generosidad que tiene cauces enormes en un sociedad sin animo de lucro, como es la nuestra, y por ello es fácil de alcanzar.
Calificar a un triatleta de perezoso es ridículo. Pero una conducta que no utilice todo lo que sabe o lo que le enseñan para llegar a ser el mejor posible debido a las dificultades de atención y concentración que eso le supone, sería pereza. No estoy hablando de cantidad sino de cualidad. Se hacen las cosas , pero uno sabe que lo hace mal y si hubiera que elegir una idea que lo resumiera seria “sin pasión”. Se entra el último en la piscina, se deja la mitad del enfriamiento, se va arrastras de todo y lo peor es que se ha gastado el tiempo y el esfuerzo y se podía haber hecho bien . Y no se ha hecho. A veces decides compensar haciendo otro entrenamiento o el siguiente más rápido... Esta actitud lleva a la tristeza ya que tú sabes que no debería ser así y comienza a crecerte en el corazón pereza ,desgana y aburrimiento por el triatlón. Es pecado capital la pereza que te quita la alegría profunda. Pregúntate: ¿hay razones para esta falta de motivación? ¿qué estoy haciendo mal? Puede que las razones estén en lo que esperas del triatlón y que estés buscando algo que tienes que hacer tú y que nadie te va a dar . La diligencia es entusiasmo, claridad de metas y alegría del corazón
Envidia ( va tan amarilla y flaca ya que muerde y no come) ¿Como pueden nadar, pedalear y correr esos y esas más que yo? Ante esta pregunta a veces deseamos: que no anden, que no entrenen, que no compitan. La envidia nos corroe por dentro. La adoración a los grandes triatletas, el exceso de seguimiento también es envidia escondida en admiración. Dices que ellos son muy grandes y te llevan mucha ventaja pero no es por sus méritos si no por un don divino que tú no has recibido. La solución contra este pecado, enormemente extendido, pasa por una especial amistad que debemos aprender a desarrollar con otros triatletas. Se trata de ver en ellos aquello que te une, lo que tienes igual. Sudar sudamos todos. A todos nos duele algo. Y todos soñamos con mejorar. Campeones de nuestra escalera nos une casi todo: novecientas noventa y nueve de mil cosas Mira a los otros triatletas como un ejercito que te ayuda a lograr tus objetivos. Si no lo haces, la envidia te comerá a ti mismo.
La ira violenta es pecado poco frecuente en triatlón. No hay lucha cuerpo a cuerpo. Y sólo en el agua nos tocamos y golpeamos y suponemos que es fortuitamente. No he visto nunca una explosión de ira en un triatlón entre los participantes. Si se da entre algunos padres y sus hijos triatletas a los que desprecian públicamente verbalmente. La de baja intensidad si se da . La ira es contra los jueces, los organizadores o el propio material. Y suele ser por un exceso en la bondad y la excelencia que se espera en la actuación de esos estamentos. Las competiciones por equipos tienen en la ira interna entre los colegas su problema ya que solemos esperar mucho de los otros y exigirnos poco a nosotros. Y hay quien mantiene un constante dialogo de queja de personas, situaciones y actuaciones. La delicada y siempre dulce paciencia es un bálsamo mucho más eficaz que el de Fierabrás en estos casos. Y conviene aplicarla a estos irascibles suaves.
La soberbia es considerado el original y más serio de los pecados capitales, y de hecho, es la principal fuente de la que derivan los otros. Es identificado como un deseo por ser más importante o atractivo que los demás. El soberbio cree que es mejor o que puede llegar a serlo si se pone, deseando ser visto, considerado, admirado, estimado, honrado, alabado y halagado por los demás. El problema para el soberbio son las listas de clasificaciones que ahora mismo son inmediatas y que ponen a cada uno en su sitio. Difícilmente se rebaja o pide perdón. La humildad como virtud consiste en el conocimiento de las propias limitaciones y debilidades, como VO 2 Max bajo, poca constancia y disciplina en los entrenamientos y cosas de este estilo. Se aplica a la persona que tiene la capacidad de restar importancia a los propios logros y virtudes y de reconocer sus defectos y errores.

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