viernes, 23 de septiembre de 2016

RETOS Y SUEÑOS EN TRIATLÓN.

¿Se puede conseguir cualquier reto? La respuesta es si. . Pero…En primer lugar hay que tener un reto. No todos, ni siempre, tenemos retos. Aunque sepamos que es el medio de lograr las cosas, dejamos tiempo y actividades sin reto. Es como pasear una tarde de domingo sin nada que hacer. No se está mal, pero sabemos que nos falta algo.
Un reto es algo concreto que se quiere tener. Y en lo que se cree Hay que imaginar, soñar y pensar. Y a veces no se sabe o no se quiere hacer ya que es exponerse a fracasar, pero también a lograrlo. Otras tomamos el reto de otros. Elegimos, a veces, retos tan grandes que no se pueden lograr y lo sabemos. Hay retos para impresionar al contarlos y que ya no van más allá. Puede que te pongas a escribir tu reto al leer esto y puede que solo sea un impulso. Es un mundo este muy dado al engaño y dejar campar los egos. Pero si realmente es tu reto lo notaras en una cosa: lo quieres hacer y alcanzar y crees en ello. Y si de verdad es tu sueño: ¿cómo es que sueñas tan bajo?
Si no tienes nada que de verdad quieras hacer o tener, no pasa nada. O no te crees capaz ¿Estás bien? Pues adelante.
El reto si es, es tuyo. No hace falta que lo pregones. Hay motivos para no hacerlo. Háblalo con tu entrenador desde el punto de vista técnico. No hace falta que tenga sentido, pero debe darle sentido en algún modo a tu vida: completarte, añadirte valor, superarte… ante ti.
Por resumir esta idea: es trabajoso buscar retos y nos dan mucho que hacer. Por ello a veces solo tenemos imágenes, trozos de futuro, presiones impuestas,...lejos de un verdadero sueño.
Supongamos que tienes un sueño y que te has comprometido con él. Pasión, empeño, coraje empiezan a crecerte dentro. De un modo inesperado y acientífico empezaran a presentarse oportunidades, que como puertas que se abren, como caminos que aparecen, te permiten avanzar. Sucede siempre y no le busques explicación. Desde la mente de Einstein a la sabiduría oriental suscriben la frase: “cuando el alumno está preparado, aparece el maestro”. No entro en explicaciones, pero “la cosa funciona”. Si prestas atención las veras. La ceguera ante estas oportunidades, personas dispuestas ayudar, incluso las que están dispuestas a destruirte, los materiales, los apoyos, las ayudas, el tiempo, las lecturas, las ideas, repito si no lo ves todo esto se demuestra que tu reto no es autentico. Tal vez estás atento a otras cosas y ojala sea un reto en otra área de tu vida
Volvamos a centrarnos: pese a todas las oportunidades, y ayudas nadie hará que suceda y todo depende de ti. Un pasito cada día y mucha intuición. No se regatea en el trabajo Que haya caminos y puertas no sirve de nada si tú no los andas, ni las abres. Siente que eres el mejor. El suelo te quema en carrera. La bici desliza dulce en la carretera. Tu cuerpo fluye como agua en el agua.
Y cuando todo parece que va, empiezas a encontrar resistencias. Miedos, limitaciones, trampas mortales, amigos sabios que te dicen que no entrenes o que cambies de club, razones inmodificables. Pero la gran resistencia eres TÚ
En otra entrega: los pecados capitales del triatlón. Ante ellos las virtudes, también capitales, necesarias para navegar en las procelosas aguas de nuestro deporte.

PECADOS (Y VIRTUDES) CAPITALES DEL TRIATLETA.

El triatlón debe estar a nuestro servicio. Nunca puede ser él quien dirija nuestra vida. Para evitar esa perdida de control y de libertad (hasta económica) podemos utilizar la teoría de pecados y virtudes capitales.
El primero en esta lista es la lujuria, el exceso o demasía en el entrenamiento, en las competiciones, en los retos. Desmedido y ciego el lujurioso triatleta ha olvidado todo lo que hay en la vida y solo hay triatlón. Todo parece poco, siempre más y más. Ocupa su tiempo en entrenar demasiado, buscar en Internet todo lo relacionado con el triatlón, en escribir demasiado en el wasap sobre triatlón y sobre todo dedicar demasiado tiempo a pensar en triatlón. En realidad todas las lujurias intentan llegar a llenarlo todo. Frente a ella la castidad triatlética es la exquisita corrección al elegir un plan de entrenamiento y unas competiciones que te satisfagan y te dejen a la vez deseo de seguir haciendo triatlón y que te permitan vivir tu vida.
La gula es el exceso en la compra de material y la búsqueda constante de lo que podemos llamar “lo mejor de lo mejor he de tenerlo yo”. En realidad “solo” necesitamos unas gafas, un gorro, un bañador, un mono , una bici, botas y casco, unas zapatillas y un pantalón de correr con una camiseta. Es el deporte de los trastos. Pero empezamos a acumular material ; dos o tres bicis, seis pares de zapatillas de correr y tres de montar en bici...trastos y trastos y lo peor de todo una sensación de que nos falta siempre algo. Siempre podemos comprarnos otro mono, otros bañador, otro, otro, otro... El problema empieza cuando piensas que cada una esa de esas cosas te va a hacer mejor triatleta. Es una especie de simonía y por ello de avaricia. Una bici mejor serian 65” menos en una sprint y un casco de pico me adelantaría 2 puestos en un medio Ironman. Creemos comprar al cronometro con dinero y nunca tenemos bastante. Son autoengaños para sostener la avaricia. Frente a ellas, la templanza (Moderación en la compra y uso de materiales. Una bici que tiene 600g menos de peso la podías obtener con la que tenias antes y perdiendo tu los 600g) y la generosidad que tiene cauces enormes en un sociedad sin animo de lucro, como es la nuestra, y por ello es fácil de alcanzar.
Calificar a un triatleta de perezoso es ridículo. Pero una conducta que no utilice todo lo que sabe o lo que le enseñan para llegar a ser el mejor posible debido a las dificultades de atención y concentración que eso le supone, sería pereza. No estoy hablando de cantidad sino de cualidad. Se hacen las cosas , pero uno sabe que lo hace mal y si hubiera que elegir una idea que lo resumiera seria “sin pasión”. Se entra el último en la piscina, se deja la mitad del enfriamiento, se va arrastras de todo y lo peor es que se ha gastado el tiempo y el esfuerzo y se podía haber hecho bien . Y no se ha hecho. A veces decides compensar haciendo otro entrenamiento o el siguiente más rápido... Esta actitud lleva a la tristeza ya que tú sabes que no debería ser así y comienza a crecerte en el corazón pereza ,desgana y aburrimiento por el triatlón. Es pecado capital la pereza que te quita la alegría profunda. Pregúntate: ¿hay razones para esta falta de motivación? ¿qué estoy haciendo mal? Puede que las razones estén en lo que esperas del triatlón y que estés buscando algo que tienes que hacer tú y que nadie te va a dar . La diligencia es entusiasmo, claridad de metas y alegría del corazón
Envidia ( va tan amarilla y flaca ya que muerde y no come) ¿Como pueden nadar, pedalear y correr esos y esas más que yo? Ante esta pregunta a veces deseamos: que no anden, que no entrenen, que no compitan. La envidia nos corroe por dentro. La adoración a los grandes triatletas, el exceso de seguimiento también es envidia escondida en admiración. Dices que ellos son muy grandes y te llevan mucha ventaja pero no es por sus méritos si no por un don divino que tú no has recibido. La solución contra este pecado, enormemente extendido, pasa por una especial amistad que debemos aprender a desarrollar con otros triatletas. Se trata de ver en ellos aquello que te une, lo que tienes igual. Sudar sudamos todos. A todos nos duele algo. Y todos soñamos con mejorar. Campeones de nuestra escalera nos une casi todo: novecientas noventa y nueve de mil cosas Mira a los otros triatletas como un ejercito que te ayuda a lograr tus objetivos. Si no lo haces, la envidia te comerá a ti mismo.
La ira violenta es pecado poco frecuente en triatlón. No hay lucha cuerpo a cuerpo. Y sólo en el agua nos tocamos y golpeamos y suponemos que es fortuitamente. No he visto nunca una explosión de ira en un triatlón entre los participantes. Si se da entre algunos padres y sus hijos triatletas a los que desprecian públicamente verbalmente. La de baja intensidad si se da . La ira es contra los jueces, los organizadores o el propio material. Y suele ser por un exceso en la bondad y la excelencia que se espera en la actuación de esos estamentos. Las competiciones por equipos tienen en la ira interna entre los colegas su problema ya que solemos esperar mucho de los otros y exigirnos poco a nosotros. Y hay quien mantiene un constante dialogo de queja de personas, situaciones y actuaciones. La delicada y siempre dulce paciencia es un bálsamo mucho más eficaz que el de Fierabrás en estos casos. Y conviene aplicarla a estos irascibles suaves.
La soberbia es considerado el original y más serio de los pecados capitales, y de hecho, es la principal fuente de la que derivan los otros. Es identificado como un deseo por ser más importante o atractivo que los demás. El soberbio cree que es mejor o que puede llegar a serlo si se pone, deseando ser visto, considerado, admirado, estimado, honrado, alabado y halagado por los demás. El problema para el soberbio son las listas de clasificaciones que ahora mismo son inmediatas y que ponen a cada uno en su sitio. Difícilmente se rebaja o pide perdón. La humildad como virtud consiste en el conocimiento de las propias limitaciones y debilidades, como VO 2 Max bajo, poca constancia y disciplina en los entrenamientos y cosas de este estilo. Se aplica a la persona que tiene la capacidad de restar importancia a los propios logros y virtudes y de reconocer sus defectos y errores.