Los objetivos esenciales de esta escuela deportiva giran alrededor de la formación de deportistas a largo plazo unido al desarrollo personal y social de los mismos.
Formar un deportista de fondo es una labor de al menos diez años. En triatlón, debido a que hay que dominar tres deportes, el tiempo es aún mayor. La paciencia y la constancia son los elementos claves para deportistas, padres y entrenadores. Los siguientes objetivos son irrenunciables y todos ellos están al mismo nivel:
· Competencia técnica en los tres deportes. Llegar a alcanzar el dominio como nadador, ciclista y corredor.
· Competencia en los aspectos específicos del triatlón: transiciones y alto rendimiento en la suma de los tres deportes.
· Competencia en el entrenamiento invisible: alimentación, descanso, puntualidad, cumplimiento del plan en volumen e intensidad, apartarse de ayudas ilegales, no hacer trampas,…
· Competencia en actitud y aspectos emocionales, desarrollo de una personalidad positiva: aceptarse y aceptar la realidad de los resultados, saber ganar y saber perder, respeto por compañeros y competidores, saber divertirse con el entrenamiento, ser positivo y aportar buen humor y buen estar en todo momento…
· Competencia en autorregulación: el proceso de mejora pasa por ponerse metas adecuadas, poner el compromiso y el trabajo para lograrlas , realizar los entrenamientos de modo adecuado , valorar y volver a empezar otro nuevo ciclo con nuevas metas.
ELEMENTOS FUNDAMENTALES EN LA INICIACIÓN DEPORTIVA
Las relaciones entre deportistas, entrenadores y padres
Es imprescindible determinar la función de los padres: estos deben conocer la manera en que pueden contribuir con su actuación coordinada con el entrenador a que la práctica deportiva sea un medio más educativo y satisfactorio para sus hijos. Para eso:
1) Aceptar el papel del entrenador: aunque los padres tengan conocimientos deportivos, no han de interferir ni sustituir las funciones del entrenador. Si hay diferencia de criterios, debe haber un intercambio de opiniones en el lugar y momento adecuado.
2) Aceptar los éxitos y los fracasos: La importancia que los hijos dan a los éxitos y fracasos están influidas por la respuesta de los padres que sin quererlo pueden generar una presión innecesaria. Si al niño se le exige cosas que no puede hacer, o no sabe cómo hacerlas, si percibe que su esfuerzo es inútil, se encontrará inseguro y su autoconfianza se debilitará.
3) Dedicación e intereses adecuados: Conviene tener un cierto nivel de comunicación sobre cómo van las cosas. Compartir opiniones en cuanto a objetivos y expectativas a medio y a corto plazo. Si se le presiona demasiado para que rinda, el deporte será una experiencia negativa, habrá más lesiones y abandonos. Si además recibe comentarios peyorativos de sus padres o entrenadores, su autoconcepto y autoestima se debilitarán.
4) Ayudar a que el hijo/a tome sus propias decisiones: Eso le hará comprometerse y madurar. Los padres deben conseguir que los hijos tengan una razón para participar en una competición y esto incluye el derecho a optar a no participar. Si no lo quiere hacer tendrá un motivo y habrá que estudiar ese motivo, pero nunca obligar a hacer algo que no se quiere. Los hijos no son la prolongación de los intereses de los padres.
5) Los padres deben abstenerse de hacer comentarios negativos sobre otros deportistas (sean o no del propio club) sobre el entrenador y sobre jueces ya que influye en la deformación de la realidad, hace que los deportistas tomen opiniones que no les corresponden.
ANTES DE COMPETIR
1) Hay una etapa de aprendizaje de las habilidades y técnicas necesarias para la competición. Esta etapa no se debe saltar.
Antes de competir y buscar un resultado es necesario afianzar técnicas que después van a resultar imprescindibles. Además hay que entrenar las habilidades psicológicas, no todos asumimos igual el éxito o la derrota.
2) En una competición los deportistas se miden con otros y esto lleva a educarles para que comprendan que ganar no es lo todo ni lo único importante. En una competición aprendemos, nos conocemos mejor, maduramos, compartimos..., Hacerlo antes de tiempo puede acarrear problemas de autoestima
3) El fracaso no es sinónimo de derrota y el éxito no es sinónimo de victoria: Ganar no significa haber hecho bien las cosas... Llegar el último no significa no servir para nada...
4) Se compite para aprender a ser competente, ser capaz de controlar el estrés, controlar el esfuerzo, dominar las técnicas deportivas, pero sobre todo para pasarlo bien, ser socialmente aceptado, convivir con otros deportistas. Todo esto no se hace sin estar preparado tanto física como mentalmente.
5) Hay que saber analizar los resultados, para eso el entrenador debe hablar con los deportistas y evaluar la práctica y la competencia demostrada. Se pueden alcanzar éxitos que no se corresponden a una buena actuación y ese refuerzo no es oportuno. Al contrario se puede haber hecho una actuación plausible y no obtener ninguna compensación salvo la propia.
Todo el mundo debe respetar las decisiones sobre competir o no de los deportistas. Hay que dejar de presionar sobre si debe o no competir.
HAY QUE ESTABLECER OBJETIVOS Y METAS
Sin un objetivo claro no se debe competir. Una vez establecidos los objetivos a corto o medio plazo y cuál es la meta a alcanzar, se decidirán las competiciones que pueden ser interesantes como aprendizaje, entrenamiento o para madurar. Incluso se puede decidir no competir.
Será una decisión estudiada, meditada y adecuada a los intereses y preparación del deportista, por tanto es fruto del diálogo entre entrenador y deportista, nunca por presión ajena.
1) Los objetivos de rendimiento deben ser desafiantes y a la vez alcanzables y estos estarán siempre por encima de los de resultado.
2) Aceptar los errores como parte del proceso formativo.
3) Diferenciar conductas de resultados. Las primeras son lo importante y lo que hay que aprender. Lo segundo llegará a raíz de las conductas.
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